Penny Dreadful

¿Puede la belleza hallarse en un mundo de monstruos? ¿No es  la miseria el más aterrador de los fantasmas? ¿Qué parte hay en nosotros de bien y qué profundo mal acecha en nuestras almas?

Estas son sólo algunas de las preguntas que suscita en mí, entre el miedo y la inquietud vital, la serie Penny Dreadful. Me acerqué a ella con reparos, pues me parecía atrevido introducir en una misma historia todos los mitos del terror gótico. Mi querencia por esos monstruos, que nació en Poe y siguió con los clásicos de la Universal, derivando al final en ensoñaciones lovecraftianas, hace que cualquier intento de querer “revisitar” sus historias sea tomado con reservas. Se hizo mucho daño al mundo del terror en los 80 y los 90, desde las parodias hasta la banalización del miedo (reíros, la muerte siempre llega a Samarkanda….).


Los reparos fueron reemplazados por la fascinación desde el primer capítulo. Allí encontramos, entre otros,  a los vampiros, las brujas, Frankestein, El Hombre Lobo… en el Londres Victoriano de finales del XIX. Cuando las cosas se hacen bien, con alma (gracias Mr. Logan), cuando una serie te eriza el vello y no te deja dormir por la noche, no puedes seguir resistiéndote. La fotografía es exquisita, la ambientación magnífica, con la evocación de una época oscura y aterradora, donde los monstruos sólo son parte de un mundo miserable y cambiante.  Refleja la sociedad de la época, con la revolución industrial ya avanzada, una polis contaminada, con mucha pobreza, pero también un lugar que es el centro del mundo, donde toda experiencia humana podía verse, sentirse, disfrutarse, sufrirse.  Se palpa el descubrimiento de nuevos mundos, la ciencia emergente, la moda del espiritismo, las tendencias esotéricas, la psicología naciente, la egiptología, la introducción de drogas exóticas, el mundo colonial británico,…en fin todo un universo.

La literatura también impregna todos los rincones de la serie. Dickens, Oscar Wilde (the best), Stoker, Lord Byron, Shelley (Mary), Stevenson, Austen, Conan-Doyle, aparecen de una forma u otra y no sólo por sus inmortales creaciones.

Los actores son impresionantes. Las interpretaciones dan profundidad a los personajes y no dudas de que Reeve Carney es Dorian Gray, Josh Hartnett el hombre lobo, o el veterano Timothy Dalton el explorador Sir Malcom. No podrían ser otros.

Pero sin duda, los más destacados a mi entender, Mrs. Eva Green como, la atormentada, dual, poseída y maravillosa Vanessa Ives y Mr. Harry Treadaway como el doliente y perturbado Viktor Frankenstein.

Hay varias escenas para echar a correr, como las de los capítulos de posesión demoníaca de Mrs. Ives, la de la sala de muñecos de vudú de las brujas o las espléndidas de sangre y sexo en casa de Dorian Gray.

Pero también destacan los diálogos, llenos de profundidad, como los del poético monstruo de Frankestein y Vanessa en las entrañas de la ciudad, o de una belleza extraña y estremecedora, como el de la omnipresente Mrs. Ives y Dorian Gray en el jardín botánico.

En la tercera temporada (que acabo de empezar a ver) se añaden nuevos escenarios (el lejano oeste) y nuevos personajes, Mr. Hyde y …..al fin…el maestro….oculto entre las sombras el vampiro, rey de las criaturas de la noche (…yes…my Master!). Promete.

Are not people the most mysterious things? (Vanessa Ives)

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